jueves, 9 de febrero de 2017

La fotosintesis





La fotosíntesis o función clorofílica es la conversión de materia inorgánica en materia orgánica gracias a la energía que aporta la luz. En este proceso la energía lumínica se transforma en energía química estable, siendo el NADPH (nicotín adenín dinucleótido fosfato) y el ATP (adenosín trifosfato) las primeras moléculas en la que queda almacenada esta energía química. Con posterioridad, el poder reductor del NADPH y el potencial energético del grupo fosfato del ATP se usan para la síntesis de hidratos de carbono a partir de la reducción del dióxido de carbono. La vida en nuestro planeta se mantiene fundamentalmente gracias a la fotosíntesis que realizan en el medio acuático las algas, las cianobacterias, las bacterias rojas, y las bacterias púrpuras y bacterias verdes del azufre, y en el medio terrestre las plantas, que tienen la capacidad de sintetizar materia orgánica (imprescindible para la constitución de los seres vivos) partiendo de la luz y la materia inorgánica. De hecho, cada año los organismos fotosintetizadores fijan en forma de materia orgánica en torno a 100 000 millones de toneladas de carbono.   
  

Partes de la corteza

En tallos jóvenes de plantas leñosas como los árboles y arbustos, y vides perennes, la corteza se compone de los siguientes tejidos arreglados de afuera hacia adentro:
  • Corcho. Tejido externo, secundario, normalmente una a dos capas de células espesas, que es en el estado de meristema persistente que produce corcho.
  • Felodermo (no siempre presente). Capa de células formadas en algunas plantas de las células internas del cambium de corcho (el corcho es producido de la capa externa).
  • Corteza. El tejido primario de tallos y raíces. En tallos, la corteza está entre la capa epidérmica y el floema; en raíces, la capa interna no es floema, pero sí periciclo.
  • Floema. Tejido conductor de nutrientes compuesto de tubos cribosos o células cribosas mezclados con parénquima y fibras.
En viejos tallos, la capa epidérmica, la corteza, y el floema primario se forman separadamente de los tejidos internos por formaciones agruesadas de corcho. Debido al espesamiento de la capa corchosa, esas células mueren debido a no recibir agua ni nutrientes. Esa capa muerta es la corteza corchosa rugosa que se forma alrededor del tronco del árbol y de otros tallos. En más pequeños tallos y en típicamente plantas no leñosas, a veces aparece una capa secundaria llamada peridermo, que se hace con el cámbium de corcho, corcho y felodermo. Reemplaza la capa dermal y actúa como cobertura muy parecida a al corteza corchosa, también es hecha de mayormente tejido muerto. La piel en el tomate es un peridermo.
Las definiciones del término pueden variar. En otros usos, la corteza consiste de tejido muerto y protector en el exterior de tallos leñoso, y no incluye el tejido vascular.
El cambium vascular es la única parte de un tallo leñoso donde hay división celular. Contiene células indiferenciadas que se dividen rápidamente para producir xilema secundario hacia adentro, y floema secundario hacia afuera.
A lo largo del xilema, el floema es uno de los dos tejidos dentro de la planta que se involucran en el transporte de fluidos. El floema transporta moléculas orgánicas (particularmente azúcares) hacia donde sea necesario.

Parte de la flor



La flor es la estructura reproductiva característica de las plantas llamadas espermatofitas o fanerógamas. La función de una flor es producir semillas a través de la reproducción sexual. Para las plantas, las semillas son la próxima generación, y sirven como el principal medio a través del cual las especies se perpetúan y se propagan.
Todas las espermatofitas poseen flores que producirán semillas, pero la organización interna de la flor es muy diferente en los dos principales grupos de espermatofitas: las gimnospermas vivientes y las angiospermas. Las gimnospermas pueden poseer flores que se reúnen en estróbilos, o bien la misma flor puede ser un estróbilo de hojas fértiles.[nota 1] En cambio, una flor típica de angiosperma está compuesta por cuatro tipos de hojas estructural y fisiológicamente modificadas para producir y proteger los gametos. Tales hojas modificadas o antófilos son los sépalos, pétalos, estambres y carpelos.[1] Además, en las angiospermas la flor da origen, tras la fertilización y por transformación de algunas de sus partes, a un fruto que contiene las semillas.[2]


jueves, 26 de enero de 2017

Partes de una hoja



Etimológicamente, hoja proviene del latín “folium”, de allí que cada hoja o pieza de papel escrita, también reciba el nombre de folio (además de ser una hoja) cuando se las numera para su contralor, por ejemplo en documentos, como expedientes tribunalicios o libros de comercio.

En este sentido, llámase hoja, a un papel que sirve para escribir, dibujar o hacer cuentas, que puede estar suelta o unida a otras en cuadernos, carpetas o libros. Pueden ser lisas, rayadas o cuadriculadas, en papel o láminas finas, o cartulina. Cuando su material es de acero y carbono, recubierto de estaño, recibe el nombre de hojalata, de gran utilidad industrial.


En las armas blancas y herramientas cortantes, se denomina hoja, a la cuchilla; y en las aberturas, como puertas y ventanas, la parte que sirve a los fines de la apertura o cierre; y además se dice que son hojas, cada una de las capas finas en que la masa se divide, como ocurre en el hojaldre.

En Botánica, la hoja es un órgano de la planta, que brota a los laterales del tallo o ramas, cuya forma es laminar; en general de color verde, y su función principal es la fotosíntesis. Las hojas propiamente dichas reciben la denominación de nomófilos, en las cuales se diferencian tres partes: la vaina que es la porción más o menos ancha de la hoja, que de algún modo abraza al tallo; el pecíolo, que es un cabito que une la vaina al limbo; y el limbo, que es la parte laminar, que presenta dos caras, la superior y la inferior, y tres regiones: base, ápices y bordes. Los pétalos que conforman una flor también suelen ser llamados, hojas.